domingo, 29 de septiembre de 2013

CINCUENTA Y DOS: TE QUERÍA. [FINAL]

Aviso importante:  NUEVO TRAILER DE DEL CIELO AL INFIERNO. DEBERÍAIS MIRARLO ANTES DE LEER PORQUE NO TIENE SENTIDO VER UN TRAILER CUANDO YA SABÉIS EL FINAL (?) EEEEN FIN. ESPERO QUE OS GUSTE. Y UN GRAN ABRAZO PSICOLÓGICO PORQUE LO VAIS A NECESITAR. 






'Poor little girl, 
still waiting for her happy ending.'
●____:
El sonido de la alarma invadió la soledad de mi habitación y no tardé un segundo en apagarla. Ya llevaba varias horas despierta, por los nervios quizás. Con las ansias que tenía de llegar al instituto conseguía hacer todo el doble de rápido, pero con el doble de torpeza, ganándome varios golpes que dejarían moratón.
Me centré en lo que reflejaba el espejo. No había nada de arrogancia, allí no estaba la chica malcriada que era yo. Y me asusté. Me asusté realmente porque lo único que aquello reflejaba era una chica débil y nerviosa, una chica enamorada.
Así que corrí fuera de aquella habitación antes de derrumbarme. Entré como loca en el comedor, Claudia acababa de servir el desayuno a papá. Yo simplemente atravesé la estancia como alma que lleva el diablo, girándome antes de cruzar la puerta.
—Tienes tres segundos para estar en el coche, sino te las verás conmigo. –sentencié.
No salí sin antes oír el comentario que ambos dijeron a la vez.
—¡Ay, el amor!
Mis dedos chocaban entre sí mientras pensaba en las palabras exactas que podría decirle al verlo. ¿Empezaba con un normal y tranquilo “hola”? ¿O le soltaba ya mi histérico “voy a secuestrarte si no te quedas conmigo”?
El trayecto se me estaba haciendo más largo que todas mis antiguas veces juntas. Y mi padre riéndose de mi nerviosismo no ayudaba.
—¿Quieres tranquilizarte, ______? A este paso terminaremos yendo al hospital por un ataque cardíaco.
Y tampoco iba mal desencaminado. ¡Malditas mariposas! Ya podían irse a revolotear a otra parte y dejar mi estómago en paz.
Sin embargo, y para mi sorpresa, pisar por fin el camino de grava del instituto las calmó. Ahora ya no eran nervios, ahora eran unas ganas enormes de buscar a mi chico, abrazarlo y pegarme a él. Para siempre.
Un pie en el suelo, seguido del otro, un segundo para observarlo todo, y otro para echar a correr. El campus trasero estaba repleto de sillas, lazos y un atril desmontable en el que sin duda muchos soltarían su discurso. Sonreí empezando a buscar entre todas las cabezas.
—¡Hey, señorita Selley! –me giré de golpe para llevarme una grata sorpresa al ver de nuevo al señor Gaffigan.
—Me alegro de ver que está de vuelta.
—Lo mismo digo. –sonrió antes de continuar su camino hacia las sillas de los profesores. Este hombre no habría querido dejarnos solos a propósito en los ensayos de la obra, pero a día de hoy se lo agradecía infinitamente.
Continué buscando entre las cabezas, hasta que otra voz me hizo girarme.
—______. –lentamente y con una sonrisa me tiré a sus brazos.
—¡Sam! Cómo te he echado de menos. –dije, pero su sonrisa no apareció. A pesar de estar extrañada, me tomé un minuto para acabar preguntando.– ¿Dónde está? –su silencio empezó a asustarme.– ¿Sam? –nada.– ¿Dónde está Harry?
—Selley, él… él no está.
—¿Qué? –creí haber escuchado mal, y eso esperaba.
—Se ha ido.
—¿Cómo que se ha ido?
—Cogió el graduado y se fue. No dio direcciones, lo hizo a primera hora de la mañana.
—Pero… –el aire dejó de llegar a mis pulmones por un momento.– Oh, mierda.
—¿Qué vas a hacer? ¿Correr hasta el lugar en el que creas que está y pedirle que se quede? –ironizó, sin darse cuenta de lo mucho que yo me estaba tomando esto enserio.
—Si no se lo digo se irá, y quiero ver su cara de arrogante cerca todos los días de mi vida.
—Pero eso es…–no la dejé terminar. Corrí hacia el coche, que seguía aparcado en el camino principal.
—¿Todo arre…? –empezó mi padre, pero lo ignoré.
—Al aeropuerto más cercano. –solté lo primero que se me pasó por la cabeza. A ver cómo encontraba a Harry ahora teniendo que buscar por todo Londres. Suponiendo que no esté ya a tres mil kilómetros de aquí.
—¿Qué? –tanto el chófer como mi padre se quedaron boquiabiertos. Pero mi fulminante mirada los advirtió de que, por una vez, deberían obedecer rápidamente.
¿En qué otro lugar si no podría empezar a buscar? Había posibilidades de que estuviese allí. Aunque fuese para coger un maldito avión que se lo llevase para siempre. Pero allí.
Y entonces lloré. Ya no me molesté en hacerlo en silencio. ¿Cómo había llegado a este extremo? ¿Cuándo había dejado que tirasen mi muro de defensa? Era fuerte y ahora no soy nada.
El aeropuerto estaba cerca, así que tan pronto detuvieron el coche volví a correr, haciendo de mi pelo una cortina para que toda la gente que entraba y salía no se parase a mirar a una niña llorona corriendo. 
No me detuve hasta estar en frente del gran panel, en el que se anunciaban todos los vuelos. «Washington D.C. Puerta 14.» Era el más próximo, empezaría por ese.
La sala casi vacía me facilitó muchísimo recorrer con la mirada cada una de las personas, sin resultado. Él no estaba allí. Salí de la sala antes de que sonase el primer aviso y un cúmulo de personas me lo impidiese.
«Moscú, Rusia. Puerta 7.»
Ese fue el siguiente. Apenas había tres personas y ninguna de ellas era la que yo estaba buscando.
«Menorca, Ibiza. Puerta 2.»
Tampoco. O buscaba más rápido o Harry estaría volando mientras yo subía y bajaba entre escaleras mecánicas.
«Japón. Puerta 5.»
Me olvidé de respirar. Llegados a este extremo, y de nuevo delante de aquel panel de vuelos, ¿Qué más podía hacer? Había recorrido como mínimo diez vuelos y en ninguno era capaz de encontrarlo. Podía darme por vencida. O podía… ¡Podía llamarlo!
Me golpeé la frente por no habérseme ocurrido antes y con manos torpes busqué su número en marcación rápida. Mordí la uña anular mientras caminaba de un lado a otro ante la pantalla. Un bip. Dos bips. Tres bips.
No contestó.
La voz de la operadora me hizo cortar la llamada de golpe y tener que resistirme a tirar al teléfono al suelo. Cambiando de uña volví a mirar el panel. Escogería un maldito último vuelo al azar y si no estaba lo freiría a llamadas hasta que se dignase a responder. O se cambiase de número, lo que surgiese antes.
«Florida. Puerta 4.»
Un montón de gente entraba a través de ella, por lo que el avión seguramente estuviese a punto de despegar.  Agradecí mi estatura en este momento, lo que me permitió pasar desapercibida entre una familia apurada que podía estar a punto de perder el vuelo. Lo que significaba que si no me daba prisa, Harry podría estar embarcando ahora mismo.
Mi boca se abrió en “o” al ver que la sala cuatro estaba completamente llena. El primer aviso resonó por los altavoces. La gente moviéndose parecían auténticos gigantes ante mi pequeñez. Aquello me impedía buscar los rizos que tanto quería ver, de tal manera, que empezaba a exasperarme. Me puse de puntillas, pegué saltos, observé cada maldito rincón de la habitación. Nada.
Como último recurso me subí a una de las sillas de plástico azules, típicas de los aeropuertos y busqué sobre las cabezas.
En un segundo mi corazón se detuvo.
Y allí estaba él. Tenía que ser él. En medio de toda la marabunta de gente y a punto de salir de mi vida para siempre.
—¡Harry! –exclamé su nombre y empecé a colarme entre las personas, las cuales me miraban con asombro, y otras no tan amablemente. Creí verlo detenerse.– ¡Harry! –volví a exclamar y corrí entre toda la gente que pretendía subirse a ese avión con destino Florida, hasta que lo alcancé. Miraba hacia la puerta pero no avanzaba, mientras aquella sala iba vaciándose.
“Segundo aviso para el vuelo con destino Florida. Embarquen por la puerta 4”
—Has venido. –dijo dejando las maletas en el suelo y girándose para mirarme.
—Y tú te vas. Muy lejos. Por cierto, gracias por responder mis llamadas. –tomé una pausa para respirar, casi apoyando mi peso en las rodillas.– Dijiste que siempre estarías aquí para protegerme.
—Te fallé, _____. Y lo sabes. Te quería y te lo prometí, pero no fui capaz y acabaste marchándote destrozada de allí. Y no pude hacer nada, te fuiste.
—Me querías. –susurré, y aquellas palabras me desgarraron el corazón en miles de pedazos.
—Te quise, te quiero y seguramente te querré hasta el fin de mis días. –sentenció, mirándome a los ojos. En los suyos, que siempre habían sido de un verde muy vivo, se había apagado el color.– Mira tus ojos, has estado llorando. No te mereces estar con alguien que te haga llorar.
—¿Quieres saber por qué lloro, idiota? ¡Porque te vas! ¡Te largas y me dejas aquí! ¿Qué voy a hacer yo ahora si cada vez que miro algo me recuerda a ti? ¿Si cada vez que cierro los ojos te veo? Todos y cada uno de los momentos que pasamos juntos fueron sencillamente lo mejor que he vivido nunca. ¿Acaso no te acuerdas de todas las veces que me hacías rabiar llamándome “nueva”? Pues me gustaban, ¡muchísimo! Aunque no quisiera reconocerlo. ¿Vas a olvidar todos nuestros besos? ¿Todas las canciones para piano que sólo a mí me dejabas escuchar? ¿Sabes la necesidad en la que se convirtió sentir tu maldito cuerpo pegado al mío, Harry? Te necesitaba, lo hacía y todavía te necesito a mi lado. Eras tan cínico, tan prepotente, tan...tan... ¡Tan que acabé enamorándome! Estoy llorando porque voy a perderte por tercera vez, no porque me hayas hecho daño. Siempre fui tuya, desde el maldito instante en que supe que no iba a poder quitarme tus ojos de la cabeza cuando te vi por primera vez. Y en el poco tiempo que pasamos juntos de verdad... era la persona más feliz del mundo. Tú me haces feliz. Y no me creo lo suficientemente fuerte para aguantarme en pie si te vas por esa puerta. ¿Sabiendo que vamos a perderlo todo de nuevo, a ti no te entran ganas de llorar? –mi voz empezó a temblar. No, por favor, ahora no.– Y si decides irte después de todo esto...que no sea por no haber intentado lo contrario.
Se acercó a mí y me abrazó, con intención de dejar un beso en mi mejilla, el que yo convertí en uno fugaz uniendo mis labios con los suyos.
“Tercer y último aviso para los pasajeros del vuelo 2 5 3 7 con destino Florida. Por favor, embarquen por la puerta cuatro.”
Se separó de mí lentamente y hundió su cabeza en mi cuello para aspirar el olor de mi perfume.
—Cómo voy a echarte de menos. –susurró mientras se acercaba a sus maletas, que descansaban en el suelo.
—¡Pues no te vayas! –no iba a rendirme y dejar de protestar.
—Ya es tarde, Selley. –lo vi dar el primer paso hacia aquella puerta y mi corazón se retorció de dolor.
—No lo es. –susurré con el ápice de voz que aún me quedaba.
Necesitaba que se detuviera, que lo hiciera y me dijese que me quería tanto como yo lo quería a él. Que todo iba a estar bien y que nunca se iba a separar de mí. Porque si no lo hacía, nadie podría volver a recomponerme.
Recogí el valor que todavía me quedaba y reuní las pocas fuerzas que tenía, dispuesta a volver a intentarlo.

—Si soy lo suficientemente importante para ti, quédate. 


___________________________________________________________

¿No echáis de menos algo? PORQUE YO ECHO DE MENOS PASARME HORAS PENSANDO QUÉ MALDITO "EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO" PONER AL FINAL. Y AHORA YA NO HAY. ¡NO HAY!

Bueeeeeeeno, se acabó. 
Igual no es tan triste como pensabais. Igual creíais que habría final feliz. Y creo recordar que alguien pensó que uno de los dos iba a morir jajaja. 

Esta vez no voy a contaros mi vida, ni nada sobre el capítulo. Quizás respondiendo comentarios lo haga. Lo primero y más importante es que sois las mejores lectoras del mundo. 
NADIE, puede tener mejores lectoras que vosotras. Sé que hay novelas que me superan en cientos de miles, pero no os cambiaría por nada. 
No respondí los comentarios del capítulo anterior de Pau Belictioner, Taylor Nevermind y Erikmar,  pero no me sentía capaz. Estaba realmente nerviosa por la impresión que recibáis de este capítulo. 

No tiene un final feliz. Ni siquiera tiene un 'final concreto'. 
Así que, en los comentarios os pido por favor que me respondáis preguntas como: "¿Qué tal os pareció la novela? ¿Volveríais a leer algo escrito por mí? ¿Parte favorita del capítulo? ¿Capítulo favorito de la novela? ¿Decepcionada con el final? ¿Necesitas ayuda psicológica? 

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ Okay, olvidad la última, las demás, necesito respuestas :c

Ahora me toca la parte de los agradecimientos, y menciono tanto a Vi, por tocarme los cojones a las ocho de la mañana todos los días, a Taylor, Pau, Erikmar, por comentar en el blog, a todas las lectoras de twitter: 
@gemma_alvarezm , 
@Marina_Styles_
@aaaane_,
 @MileRoldan27, 
@SaraRom53085575 ,
@ElChochoDeZayn , 
@IreneGonzalez00
@_siempre_1D , @_sleepwithharry ,
 @regardsoflove , @HarryIphones (LA CUAL SALE COMO CHACHA DE SELLEY),
 @HideInYourArms , 
@yofthoran , 
@ForeverTorn_ , 
@Lucia_Fdez30 , 
@Lunaa_Navarro , 
@likenewyorkcity , 
@AndBeyondTo ,
 @theyownmysoul ,
 @Judit1Direction , 
@SoloTemLM , 
@narrystoranx_ , 
@MartaMoral99 ...


VUESTROS COMENTARIOS ME HACEN LLORAR Y REÍR A LA VEZ, SI ES QUE ES ESO POSIBLE.
También  quiero agradecer a todas esas lectoras de tuenti perdidas, que no sé si leéis, o no, ni tampoco sé si os recuperé, pero fuisteis las mejores.

Y no voy a olvidarme de las chicas del grupo de WA, haciéndome reír a todas horas y de Carmen, que de no ser por ella nadie avisaría por tuenti y me habría ido con la primera denuncia. 

Tengo la sensación de que me quedan mil cosas por decir, pero me estoy extendiendo demasiado y queréis leer el capítulo jajaja. 

Contestad a las preguntas que hice, por fis. 

Y ahora sí, estoy super orgullosa de todos los votos de las encuestas, de cada escena de esta novela y de cada beso que Harry y Selley se han dado.

Me veo en obligación de aclarar que he puesto a Harry como un mujeriego en esta novela, -cosa que no es-, para demostrar que si lo fuese como dice la prensa, también podría encontrar una Selley que le robe el corazón. 

Así que con todo mi cariño, las revistas ya pueden arder en el fuego del infierno.

Haberos tenido como lectoras ha sido completamente genial y espero no dejar de llevarme con ninguna. 
Seguiré como @allyssonhoran por twitter, y desde allí seréis conscientes de si estas navidades o el verano que viene igual empiezo una nueva novela. (Hay cientos de trailers míos esparcidos por twitter de mis proyectos.)

Y ahora sí, tanto yo, como la historia de nuestros tórtolos, como todo lo que se aman, os decimos hasta pronto.

Muchísimos besos, Allysson.


(Pd: Si vas a WWAT Madrid el 10 de Julio, vamos a conocernos jajaja. No es gran cosa, pero me hace ilusión conocer a mis lectoras:) )

miércoles, 25 de septiembre de 2013

CINCUENTA Y UNO: RECUPERAR A MI NOVIO.

● Harry:

—Hey, Harry. –una voz chillona que ya conocía me detuvo a medio camino de la puerta principal.
—Mía. –fingí un ápice de asombro al darme la vuelta. Estaba completamente seguro de que en unos segundos empezaría a salir mierda por esos labios.
—¿Dónde está Selley? –preguntó con sorna. Si es que el que no la conociese...– Oh, ¡vaya! Si tu noviecita se ha ido y te ha dejado aquí.
—Si has venido solo para soltar gilipolleces, mejor vete, porque no quiero aguantarte.
—Cálmate, guapo. –alzó los brazos inocente.–  Solo digo la verdad. Aunque voy a ser buena y me ahorraré el “te lo dije”, te recuerdo que esto te pasa por elegirla a ella. Yo siempre he estado aquí y _____ te ha fallado a la primera de cambio.
Quizás hubiese dado en el clavo, y puede que tuviese razón. Ella está aquí para calentarme la cama desde que tengo memoria y Selley estuvo aquí para darme dolores de cabeza.
Me obligué a dejar de pensar cuando la pelirroja se acercaba con intenciones no muy puras.
—¿Sabes qué? –le sonreí sarcástico.– Tienes razón. ¿Pero sabes otra cosa? Prefiero un segundo con ella que todo un día contigo. –aquello la hizo detenerse y poner los ojos en blanco. Su boca formaba una “o” y yo le guiñé un ojo antes de continuar mi camino hacia la parte trasera del campus. Donde Rose y los demás fumaban medio camuflados en las gradas del campo de fútbol.
—Y el desaparecido por fin aparece. –ironizó el rubio. Ella, que estaba en su regazo, no tardó en colgárseme del cuello.
—Ya pensábamos que ibas a vivir en tu habitación hasta la graduación. –plantó un beso en mi mejilla.
—Bueno, un poco de luz solar no viene mal. –forcé una sonrisa y me senté con ellos. – ¿Qué tal está el pequeño Jaiden?  
—Bueno, –Rose sonrió como toda madre haría cuando habla de su hijo.– crece muy rápido para tener poco más de un año. Con suerte es mucho más parecido a mí que… que a su padre. –todos fruncimos el labio al verla recordar lo sucedido.– Aunque, muy a mi pesar, heredó los ojos de Erik.
—¿Quién lo está cuidando ahora? –Niall descendió una grada para sentarse junto a nosotros.
—Ya que solo vengo a molestaros hasta que os graduéis, mi padre accedió a cuidarlo estas dos semanas. El día de la graduación volverá a buscarme. –soltó un suspiro.
—Te llamaremos siempre y lo sabes. Queremos conocer a nuestro ahijado. –la señaló Zayn, y luego él y Lou se fijaron en mí.– Oye, Harry. ¿Tú no fumas? Raro en ti.
—La verdad es que Selley desperdició mi último cigarrillo. –admití con una sonrisa.
—Vaya por dios, esa chica sí que te encandiló bien, eh. –vaciló.– Quiero conocerla.  –Rose llegó cuando ella se iba y no hubo tiempo para presentaciones. En realidad ni siquiera había tiempo para despedidas.
—¿Quieres? –Zayn me ofreció uno, simplemente negué con la cabeza y ahora los dos únicos fumadores del grupo me miraron con el ceño en alto.
—Simplemente dejé de fumar. –eso alertó a todos, y cinco miradas se clavaron en mí.
—Guau. –fue ella la única que se atrevió a hablar.– Ni siquiera yo repitiéndotelo mil veces conseguí que dejaras el vicio. –simplemente me encogí de hombros, pero Zayn respondió por mí.
—Mi querida Rose, –pasó un brazo por sus hombros, lo que hizo que ella lo mirase.– quizás tú no lo entiendas porque no has visto sus besos ni revivido sus discusiones. Pero yo que si lo he hecho, te aseguro de que ella es “la chica”. ____ Selley es el motivo de que las demás mujeres ya no salgan de la habitación de nuestro Harry. Ella fue su perdición. Perdimos a Haz en el mismo momento en el que ese metro sesenta movió la falda en este internado. Ella es la chica que le robó el corazón.

● _____:
—Mañana es el gran día, mamá. –mis manos acariciaron tras las orejas a Toby mientras hablaba con las letras doradas que citaban el nombre de mi difunta madre.– Es la graduación. Me plantaré allí lo más rápido que pueda y no me iré sin que Harry vuelva a ser mío. Así tenga que encerrarlo hasta que acceda a no irse de Nottingham, secuestrarlo, o irme con él. Quizás suene un poco drástico, y sé que ninguna de las tres opciones gustaría a papá. –un sonoro y largo suspiro se escapó entre mis labios.– Así que espero que todavía me quiera y que se quede por las buenas. –Tob se movió hasta sentarse a mi lado.– Él dijo que se iría todo lo lejos que pudiese, y eso me asusta, porque, ¿Qué pasaría si mañana no llego a tiempo? –otro suspiro.– Una vez me preguntó si quería ir con él. Quizás debería de haberle dicho que me esperase… O pegarle una patada diciéndole que dejase de entrar en mi corazón. –mi mascota empezó a ladrar, histérica. Seguramente era hora de volver a casa, y ya se había hecho tarde. Caminé hacia la puerta, siguiéndolo, antes de despedirme.–Voy a dejar de hacerle caso al cerebro, ¿sabes? Mañana… no sé qué voy a hacer, sinceramente. Me presentaré allí, puede que lo empotre contra una pared y… No sé. Solo tengo en claro que no voy a dejarlo marchar. –aquello fue mi despedida antes de emprender el camino a casa.
Toby corría tan rápido que seguir su paso me hizo llegar antes de lo previsto, casi todas las luces estaban apagadas debido a lo tarde que se me había hecho, menos la del despacho de mi padre.
—¿Peque? ¿Estás ahí? –rodé los ojos ante su apelativo cariñoso y caminé hacia la gran habitación de doble puerta. Me apoyé en el marco de esta, mientras él levantaba la vista de varios papeles que tenía delante. – Llevas toda la semana pasando las tardes en el cementerio con tu madre, sabes que a mí también puedes contarme las cosas, ¿verdad? –asentí.
—Solo estábamos hablando de mis… de lo que tenía pensado hacer mañana al llegar al internado.
—¿Y qué tienes pensado hacer, ______?

—Recuperar a mi novio.

·En el próximo capítulo·
¿Dónde está Harry?
—Selley, él… él no está.
—¿Qué? 
—Se ha ido. 

_________________________________________________________

¡Buenas! 
Guau, hace tiempo que no subía. 
El siguiente es el último capítulo, ¿sabéis? Ya no habrá más "En el próximo capítulo" que nos dean maripositas en el estómago. 
Este adelanto es muy triste, lloro. Y eso que yo lo escribí D: 
Vale, a lo que importa. Voy a dedicar la novela, (sí sí, enterita, no solo un capi) a todas vosotras. Especialmente a las que están ahí desde que subí los tres primeros capítulos. También admito que me enamoro de vuestros comentarios, los largos y los no tan largos. 
Voy a haceros unas preguntitas porque llevo con la duda muchísimo tiempo, jaja, ¿Con qué nombre leéis vosotras a _____ Selley? Tengo curiosidad. Al principio, cuando empecé a escribirla, tenía nombre. Pero luego la pasé a raya para, no sé, ¿Tener más lectoras? 
¿Cómo os imagináis el final? ¿Triste? ¿Happy ending? 
¿Cómo soñasteis que terminaría? 
Bueno, ahora el momento en el que os cuento cositas. 
La primera, mañana tengo educación física a las dos primeras horas. JAJAJJAJA qué broma. 
Me pinté las uñas de azul mate, algo así como aguamarina. 
La verdad es que debería sanearme las puntas del pelo, pero no quiero. Simplemente porque mi peluquera es una guarra y le dices las puntas y te deja el pelo por los hombros. 
Y otra cosa más. 
¿Recordáis el capítulo en el que Harry y Selley follan por primera vez? (Ejem, perdón por el vocabulario (?)) ¿Os dais cuenta de la chaqueta que él le deja a ella cuando llegan a su habitación? ¿Esa de los yankees? 
Bueno, pues la tengo jajaja. 
Sí, tanto misterio para esto. 
La verdad os cuento mi vida y no sé cuantas de vosotras leéis hasta el final, pero como comprenderéis no os tengo a todas en WA y odio twitter lo suficiente como para no interactuar con nadie, así que...:C 
Me siento forever alone de no ser por Vi, que nos tocamos los huevos mutuamente por Was todos los días ^^
A las que llegasteis hasta aquí, os dejo sorpresa (Es otro adelanto, la verdad ambos me gustaban al escogerlos del próximo capítulo y no sabía cual poner, así que aquí va el segundo): 

Cómo voy a echarte de menos.
—¡Pues no te vayas! 
—Ya es tarde, Selley.

Aún más triste que el otro, ¿ah? :( 
Bueno, como siempre, os agradezco por leer y por aguantarme todo este tiempo. 
Os pido perdón por tardar tanto y espero que os haya merecido la pena la espera.
Estoy nerviosa por la impresión que vaya a tener en vosotras el próximo capítulo. ¡Espero que de resultado! jaja:)

VOY A HACER UN GRUPO DE WA PARA LECTORAS, POR PETICIÓN DE UNA, ¿Alguien quiere que lo meta? ^^

Besitoos.
Al:3

lunes, 16 de septiembre de 2013

CINCUENTA: COMO SI YA NO TUVIESE CORAZÓN.

AVISO IMPORTANTE: Este capítulo contiene una escena que seguramente muchas tendréis que leer con un ojo abierto y el otro cerrado. Como escritora que soy, yo os aviso. Luego no me vengáis con que cogisteis un trauma. Y bueno, tenía que escribir esa escena porque yo quería y punto, no me toméis como loca o algo<3<3 Besitos y disfrutad del capítulo.

● _____: 

Ahora mismo, mi vida estaba vacía de sorpresas, y lo único que había variado en toda la semana era mi vista. En vez de mirar al techo, me pasaba las horas del día mirando por la ventana. Perdí la noción del tiempo de tal manera que apenas percibí que había pasado una semana desde que me sacaron del internado.
Ya no lloraba. En realidad no hacía nada más que pasmar por la ventana.
Sin embargo, fue su llamada la que me dio una sorpresa. Y no una desagradable precisamente. Ver su nombre en la pantalla me hizo abalanzarme sobre él cual pantera.
—¡Sam! –contesté y en el espejo que tenía en frente vi que en mis ojos se reflejaba, por fin, un ápice de vida.
—¡_____!  ¡Oídos te escuchen! Joder cómo te echo de menos. Mi habitación está vacía sin ti.
—Dudo que por las noches esté vacía, guapa. –ambas reímos nostálgicas.– ¿Cotilleos del internado que me esté perdiendo? –mi pregunta llevaba segundas que esperaba que Sam pillase. Los demás me daban igual, quería saber cómo estaba mi ¿aún novio?
—Pues… tu casanova está completamente amargado. No es él, es cómo… Como si ya no tuviese corazón. –Aquello me hizo darme cuenta de que él estaba roto, al igual que yo.
—Quiero volver.
—Y tu cama te está esperando. Yo te estoy esperando.  –solté un suspiro.
—Ojalá fuese tan fácil.
—Dile a tu padre que quieres venir a visitarme. Es domingo, ¿no? Mañana empieza la última semana de clases. No hacemos nada y te quiero aquí para que me ayudes a pasar el rato.
—Dudo que ceda.
—Inténtalo, idiota.
—De acuerdo, pero…
—¿Pero? ¡A ver qué “pero” sueltas! –intuí que estaba rodando los ojos al otro lado de la línea.
—Pero nada. A las cinco me tienes ahí.
—Te estaré esperando, mejor amiga.
—Te quiero “mejor amiga”. –reímos antes del colgar. Lo fácil fue prometer. Ahora toca cumplir.
Decidida bajé las escaleras hacia el despacho de mi padre. Si quería llegar allí a las cinco debía salir ahora, así que no tardé mucho en irrumpir en él.
—¿_____? Ojos te vean.
—Ya, bueno, tengo que pedirte un favor.
—¿Cuál?
—Quiero hacerle una visita a Sam.
—Eso implica volver al internado.
—Lo sé. ¡Solo es una maldita visita! Tres horas, solo te pido tres horas. A las ocho volveré a casa sin rechistar.
—Lo siento, pero…
—Eso me haría feliz, eso haría que volviese a sonreír.
[ … ]
Los nervios recorrían mis tripas a medida que aquellas grandes puertas de metal se abrían ante el coche de la familia. Supuestamente Sam estaría esperándome en la entrada.
No tardé un segundo en bajar al ver la mata de pelos morena que ya conocía.
—A las ocho estaré aquí de nuevo. –oí a mi padre antes de que se pusiese en marcha, pero mis brazos ya estaban rodeando el cuerpo de mi mejor amiga.
—Llevamos semanas sin vernos, eres mi mejor amiga, ¿y solo un maldito abrazo? Voy a pegarme a tu culo durante todo el tiempo que pases aquí. –sonreí mientras volvía a abrazarla.– A no ser... –continuó.– Que en realidad vengas aquí para verlo a él. ¡Te pillé! –exclamó cuando mis mejillas se volvieron rojas. Ella sacó su móvil y empezó a escribir algo.– Venga, dejaré que vayas a echar el polvo. Pero solo porque eres tú, eh.
—¿Adónde? ¿Qué has hecho, Sam?
—¿A dónde va a ser? –me miró irónica.– ¡A la habitación de Harry!
—Pero yo no...
—Ya es tarde, tienes que ir, le he mandado el mensaje. –sonrió, culpable, mientras me arrastraba, literalmente, por todo el instituto hasta la puerta de Harry. Llamó con dos golpes secos, me guiñó un ojo y luego echó a correr por el pasillo. Intenté gritarle y protestar, pero la puerta se abrió, dejándome ver a un Harry medio desnudo y chorreante.


● Harry: 
Me dejé caer en la cama, estaba claro que ni una ducha de agua fría me haría quitármela de la cabeza.
El móvil vibró bajo la almohada, con un mensaje de Zayn que decía que estaba con Rose y los chicos y debería unirme a ellos y otro de... ¿Sam? Intrigado por lo que la morena podría querer decirme abrí el mensaje.
Me tomé unos minutos para volver a leerlo, “_____ está aquí, la mando para tu habitación, saca condones.”
Creí que solo me estaba vacilando, y había conseguido que ahora estuviese más nervioso que antes.
¡Vamos, tenía que ser una maldita mentira!
Pero cuando la puerta sonó con dos golpes secos mi interior dio un vuelco. Sujeté la toalla a mi cintura mientras caminaba hacia allí. ¿En serio podía ser ella? La simple idea me hizo abrir de un tirón la puerta. Al verla tragué saliva. Y ni siquiera todas las gotas de agua fría que caían de mi pelo podían pagar la tremenda ola de calor que había recorrido cada centímetro de mi piel.

● _____: 
—_____.  –dijo, tan nervioso como yo al volver a verlo. Pero yo no estaba desnuda y él sí. Punto a su favor. Me dejó pasar caminando hacia su armario, mientras yo cerraba la puerta tras de mí y giraba la llave, para que nadie pudiese entrar. Estaba nerviosa, o más bien Harry me había calentado, y quería de todo menos una interrupción. Me senté en su cama mientras él se vestía y luchaba con mi mente por ignorar todo pensamiento impuro, y con mis ojos por no seguir mirándolo. Perdí la batalla incluso antes de empezar.
—¿Qué tal lo llevas? –habló. ¿Así de fácil? ¿Cómo si nada? Yo creí que el corazón iba a salírseme del pecho y apenas creí poder articular palabra. No podía hablar con él ahora, tan sencillo, cómo si no nos quisiésemos y estuviésemos deseando comernos a besos.
—¿El qué? –no sabía si se refería a mi vida, a estar cerca de él y no poder tocarlo como antes o a que después tendría que volver a irme. Alzó el ceño y caí, la manera en la que me había ido de aquí no había sido del todo fácil y mucho menos agradable.– No lo sé.
—¿No lo sabes?
—Lo echo de menos.
—Le habías cogido cariño, supongo. –su mirada acabó en el suelo, y sus brazos, sobre sus rodillas. Adorablemente inocente.
—¿Al señor Fogg? Supongo que sí, pero sus intenciones no eran igual que las mías. Aunque no era eso lo que precisamente echo de menos. –movió lentamente la cabeza hasta mirarme, indicándome que continuase.– Supongo que lo que más echaba de menos era... –genial, ahora que le había echado valor las palabras se negaban a salir.– Intentar evitarte y encontrarte cada media hora.
—Así que intentabas evitarme. –la sonrisa había vuelto a su cara cuando lo miré.
—Ya sabes, la regla de mantenerme a tres metros de ti.
—¿Esa que quebrantaste más veces de las que la cumpliste? –dijo entre risas y lo miré con un odio falso.– Y la que ahora mismo estás quebrantando. –no se equivocaba, estaba casi pegada a él y lo que deberían ser tres metros se habían convertido en tres centímetros.
—Esa misma... Y acabé saliendo contigo. –se tomó un segundo de silencio antes de hablar y yo solté todo el aire contenido en mis pulmones.
—Escucha, ______. –soltó un suspiro y continuó.– Lo siento. No estuve ahí cuando debería de haber estado.
—Pero si tú fuiste... –callé cuando me miró, para dejarlo hablar.
—La vuelta de Rose, quién resultó ser el señor Fogg, tú te ibas... no sé qué me pasó. No podía reaccionar y cuando tendría que estar abrazándote y diciendo que no te fueras, rogando a tu padre...no hice nada. Solo ver cómo me quitaban lo único que de verdad merecía la pena, lo único que había hecho bien. Y cuando te oí decirme que quizás sería la última vez que nos veríamos y que me amabas, me invadieron unas ganas enormes de gritarte todo lo que sentía, todo lo que te necesitaba y lo mucho que yo también... te amaba. Pero solo me quedé quieto y vi cómo te ibas. –intenté decir algo, pero se me adelantó.– Quizás las cosas serían diferentes ahora, quién sabe. El caso es que yo soy el único culpable. –dejó caer la cabeza hacia delante. ¡Claro que no era culpa suya! Me coloqué a su espalda y le di un abrazo de oso, era lo único que podía hacer ahora.– Siempre me he preguntado cómo sería si hubiera hecho algo.
—Harry... ¿Quién es Rose? O más bien... ¿Qué es para ti?
—Mi mejor amiga. Ella... se fue, como tú. Éramos inseparables, ¿sabes? Los chicos y yo la queríamos muchísimo, era como nuestra hermana aquí en el internado. Nosotros la hacíamos rabiar y ella se enfadaba de mentira para que le pidiésemos perdón. Todo era perfecto hasta que un día... Erik intentó propasarse con ella, como intentó hacer contigo. Después de eso, sus padres la sacaron de aquí.
—¿La salvaste? –por un momento me sentí celosa de ella, pero luego volví a ver a Harry, tan melancólico como estaba y me centré en la historia.
—No. –incliné la cabeza sobre su hombro y vi que su mirada se había llenado de rencor.– Cuando llegué, ella estaba desnuda, con la ropa rota y Erik ya estaba vistiéndose. La sonrisa llena de sorna que llevaba en la cara al irse jamás se me borrará de la memoria. Rose se fue al día siguiente. El muy hijo de puta ni siquiera se había cuidado.
—¿Quedó embarazada? –su silencio lo confirmó.– Lo siento, yo no... sé qué decirte en estos casos. –susurré lo último al ver que él quería volver a hablar.
—Cuándo te vi a ti, bajo su cuerpo y pensé que igual no había llegado a tiempo... Creí que no podría soportarlo. Solo quería matarlo. Tenía miedo, de que tú también fueses a irte y eso sí que no iba a perdonárselo, o de que quizás también te dejase embarazada a ti. Pensé que te perdía, perfectamente podría estar en medio de un ataque de pánico. Y no quería pasar del cielo que es estar contigo al infierno que es estar sin ti. Eso es lo que vivo ahora, un infierno. No puedo verte al despertarme, no puedo besarte ni abrazarte y no puedo dormirme con tu cuerpo desnudo pegado al mío. –mi cuerpo empezó a temblar cuando con sus manos sujetó las mías y las acarició. Pensar que no solo yo vivía un infierno al estar separada de él iba a hacer que se me saltasen las lágrimas.– ¿Cuánto tiempo te quedarás?
—Papá viene a buscarme a las ocho. Aún no sé cómo conseguí que volviese a dejarme poner un pié aquí. –rodé los ojos mientras me colocaba a su lado, de nuevo. Él entrelazó nuestros dedos.– ¿Por qué preguntas?
—Porque vamos a incumplir otra regla. –sus ojos ganaron brillo cuando se encontraron con los míos. Lo necesitaba tanto cómo yo.
—¿Por qué crees que voy a dejarte? –ironicé recostándome sobre su cama, mientras él se acercaba aún más y se sentaba a horcajadas sobre mí, pegando su cara a la mía.
—No recuerdo haber pedido tu permiso. –susurró sobre mis labios, y no tardó en unirlos con los suyos. Mis manos jugaron con su pelo, atrayéndolo más a mí.
—Necesito... –susurré sobre sus labios antes de que estos volviesen a rozar los míos.
—Dime lo que necesitas. –sus besos se extendieron por mi cuello mientras mi respiración empezaba a acelerarse.
—A ti. A ti y a mí, desnudos. Ahora. Necesito tu cuerpo sobre el mío, Harry.
Sus manos, necesitadas de mi cuerpo lo recorrieron de arriba a abajo, lentamente, deteniéndose y dejando caricias, disfrutando del poco tiempo en el que podría volver a tenerme. Aquel ajustado blanco se deslizó por mis piernas con total rapidez y acabó junto a mis zapatos. Cuando creí que los latidos de mi corazón no podrían ir más rápido y que se me saldría por la garganta, aprisionó mis caderas entre sus piernas y se deshizo de mi camiseta, ansioso por volver a tocarme. Su ropa, recién puesta, cayó aún más rápido que la mía. Su lengua recorrió cada centímetro de mi pecho mientras sus manos buscaban con ímpetu el broche del sujetador a mi espalda. Este no tardó en desaparecer también por la habitación. Sus caricias y movimientos se detuvieron de golpe cuando besé sus labios, dándome el tiempo necesario para hacerme con el control e incorporarme. Arranqué, literalmente, toda pieza de tela que le quedase encima, colocándome también sobre él. No tenía ni idea de lo mucho que me molestaba ahora el único trozo de ropa que nos separaba. Volvió a rozar con la yema de los dedos la cintura de mis bragas, eclipsando de nuevo mi cuerpo con el suyo y deslizando por mis piernas esta última prenda. Su frente se pegó a la mía, y sus labios estaban frenéticos por encontrarse con los míos, en cambio su primera embestida me hizo morderle el inferior. Movimientos lentos y enérgicos se adentraban en mí mientras nuestras caderas chocaban acompasadas. Los labios de mi sexo presionaban su miembro cada vez que salía de él provocando que profundos gemidos guturales escapasen de su boca, tan cerca de mi oído que mi piel se había puesto de gallina. Mis dedos se clavaban en su espalda a medida que embestía contra mí con más fuerza. Suspiros empezaron a agolparse en mi garganta, amenazando con salir en forma de sonoros gemidos.
—Harry... –gemí.– No puedo... –sin ser capaz de terminar de susurrar la frase, advirtiéndole de ellos, gritos y gemidos que llevaban su nombre sonaron demasiado altos abarcando hasta el último rincón de aquella habitación.
—No sabes todo lo que he echado de menos esto... –susurró entre roncos suspiros en mi oído. Entre sus rápidas embestidas, las que me hacían sentir su miembro hasta el pecho, y todas las palabras que él susurraba en mi cuello me volví loca.
—¡Harry! –mis piernas se enroscaron en sus caderas y mis manos presionaron el final de su espalda para pegarlo más hacia mí y que sus movimientos llegasen más adentro.
La temperatura de la habitación se elevó, y como muestra de que la temperatura seguía subiendo, cuando la primera capa de sudor que cubrió nuestros cuerpos se secó, otra ocupó su lugar inmediatamente.
—Me gusta que grites mi nombre. –musitó en mi oído, cogiéndome desprevenida y haciéndome gemir más alto. Su nombre volvió a salir de entre mis labios cuando él decidió torturarme de placer haciendo sus movimientos circulares en mi interior. Su miembro salió lentamente del mío, mientras este lo presionaba entre los pliegues y un último gemido, gutural por su parte, y demasiado alto por la mía, nos hizo arquear la cabeza hacia atrás. Se dejó caer a mi lado, intentando volver a respirar con normalidad, y yo me acurruqué en su pecho.
Mis ojos se cerraron de golpe cuando él decidió jugar con mis senos y pellizcar uno de mis pezones, aún excitados por nuestro apasionante momento íntimo.
—Eres cruel... –musité sin poder abrir los párpados, estes pesaban en exceso.
—¿Cuánto? –seguía jugando hasta que decidió succionar uno con la boca. Se divertía viéndome morir de placer y arqueando la espalda por los espasmos.
—Muchísimo.
—Pero... –me incitó a acabar la frase.
—Me gusta. ¡Joder si no me gusta! –acarició mi espalda mientras yo volvía a apretujarme contra su cuerpo. Cansada y exhausta. Iba a dormirme abrazada a él, fingiendo que todo estaba bien y que aún era mío.


[ … ]


—_____.  –sentí un zarandeo en el brazo. Abrí los ojos vagamente para encontrarme tumbada casi sobre el cuerpo de Harry. Emití un quejido, lo más parecido a una contestación que podía darle en esos momentos–- Casi son las ocho, deberías vestirte.
Resoplé ante la razón que tenía y me levanté, todavía desnuda, para buscar mi ropa por toda la habitación. También él se vistió, dispuesto a acompañarme a la entrada del internado.
—Mira por qué el señorito Styles nos dejó fuera de la habitación. Ya me preguntaba quién gritaba tanto. –se burló Zayn, cogiéndonos por sorpresa cuando salimos. Los otros cuatro chicos rieron.
—¿Estás de vuelta, ______? –sonrió Niall. ¡Cuánto echaba de menos esto!
—La verdad es que me voy a las ocho.
—Oh... –Liam me miró con una mueca en los labios.– Esperamos que vuelvas pronto.
Me despedí de ellos con un abrazo y continué el camino con Harry hasta la salida. El reloj de la pared del instituto marcaba las ocho en punto cuando salimos al exterior y rogué que se detuviera tan solo por cinco minutos.
Me planté delante de Harry, dispuesta a hablar las cosas con él, por muy duro y difícil que fuera.
—¿Qué pasará con nosotros?–preguntó, sacándome de mis pensamientos.
—No lo sé. –su mirada, ahora triste y vacía, se clavó en mis ojos.– No sabes las malditas ganas que tengo de volver a estar contigo, donde sea, no me importa. Pero...
—¿Pero? No hay peros que valgan, _____.
—¿Entonces qué quieres que haga Harry? ¿Esperar por un beso que nunca llegará? ¿Desear tu proximidad cuando ni siquiera cuento con tu presencia? Eso me duele, ¿sabes? Y no estoy segura de que sufrir tanto valga la pena.
—¿Crees que a mí no? –preguntó retórico.– No vuelvas a irte y merecerá la pena. Solo necesito oír que me quieres.
—El problema es que no sé si vamos a volver a vernos, o si vendré antes de que tú te marches. –oí el fuerte ruido de las puertas metálicas abrirse y el coche acercarse sobre la grava.
—¿Es un adiós? –su mano cogió la mía y con un movimiento me pegó a él.
—Sí. –su párpado se hinchó notablemente por la presencia de las lágrimas. Él las contuvo, yo no fui capaz.
—¿Sabes que te quiero? –hundió sus labios en mi cuello para inhalar mi perfume. Fue entonces cuando noté la primera lágrima resbalar por sus ojos y mojar mi piel. Lentamente se separó de mí, dejó un beso en mi frente y dio un paso atrás, sin dejarme ver cuánto esfuerzo estaba haciendo para no volver a sujetarme contra él.

—Te quiero, Harry. –aseguré antes de que mi cuerpo caminase hacia la gran limusina negra de la familia, mientras mi alma, mi mente y mi corazón se quedaban allí. 

·En el próximo capítulo·
Una vez me preguntó si quería ir con él. Quizás debería de haberle dicho que me esperase… O pegarle una patada diciéndole que dejase de entrar en mi corazón.

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¡Al is back otra vez! 
Bueno, em, lo primero de todo, lo siento si os traumé. A veces se me va la mano un poco, pero qué le vamos a hacer. Para mí este capítulo es uno de los favoritos, junto con el 23, el 42 y el 44. 
Y lo que ahora quiero saber es vuestra opinión. (Si sois capaces de comentar algo después del cacho trauma que acabo de dejar en vuestras inocentes cabecitas.)
No en serio, me preocupan mis lectoras de 12, 13 y 14 años. Sus madres van a dejarse una fortuna en psicólogos de por vida gracias a mí. Las de 15, 16 y sé de alguna de 17 ya no tanto, seguramente habremos echo ya la mayoría de cosas y bah. 
Y UNA COSA QUE NO ENTIENDO, ¿POR QUÉ MALDITA SEA TODAS PENSABAIS QUE HARRY IBA A SERLE INFIEL A SELLEY? ¿ACASO NO CONFIÁIS EN ÉL? YO NO CONFIARÍA EN LAS DEMÁS PERRAS, PERO EL POBRE LAS DEJÓ DE LADO POR ____:((( VAYA. YA PODÉIS EMPEZAR A SENTIROS MALAS PERSONAS<3<3
Centrándonos en el tema, gracias por leer hasta ahora. Quedan dos capítulos para el final. DOS. 
Madre, llevo desde que acabé de escribir esta novela dándome cabezazos contra la pared por hacerlo. Incluso me caí por las escaleras y ahora me duele el culo. Pero bueno.
Si alguien quiere que la siga avisando al subir el capítulo, (sigo preocupada por los traumas, sí.) mi twitter: @allyssonhoran_ 
Doy FBACK siempre, y si por casualidad no lo hago, pedidlo que a veces se me va la cabeza a las nubes. Es lo que tiene la imaginación, chicas. 
Y ahora, ya que no tengo tuenti y para interactuar un poco con vosotras ya que ya no tengo tuenti y no os tengo a todas en WA, ¿Qué tal las clases? 
Sé que hay gente que ya hace tiempo que empezó, pero las que lo hicisteis hoy, ¿Alguna perra en vuestra aula? 
PORQUE LA MÍA ESTÁ LLENA. LLENA. 
ELLAS EN UNA ESQUINA Y YO EN OTRA. DIOS VAN A COMERSE MÁS SOPAPOS DE MI PARTE...
Y solo me gusta la profesora de latín, Lidia. El año pasado me hizo la pelota ella a mí, y me puso un nueve en lengua. (Este año mi profesora de lengua es un asco.) 
Pero bueno, yo en clase me dedico a escribir novelas en hojas, de hecho la mayor parte de Selley está escrita en clase. Un día un amigo me pilló la hoja en dónde la escribía y lo leyó. 
Yo me quedé muy... Uh. 
Luego me dijo que le había gustado y si podía leer más XD JAJAJAJAJAJA

NO HAY NINGÚN TÍO EN CLASE. BUENO SÍ, DE VEINTIUNA TÍAS HAY TRES TÍOS Y UNO ES GAY. DOS HOMBRES Y MEDIO, VAMOS. 

Donça, creo que esto es todo lo que tengo que contaros y que seguramente no os interesa, pero me da igual. Después de mis penurias, os agradezco a las que comentáis siempre. A las que dejáis largos comentarios y sobre todo a las que se quedaron después de mis cinco denuncias. 
Gracias.
Al os ama♥

jueves, 12 de septiembre de 2013

CUARENTA Y NUEVE: ESTOY TOCADA, PERO NO HUNDIDA.

● _____: 

—¡Papá! –exclamé al bajar las escaleras. Casi daban las siete de la tarde. Estaba plenamente cansada tras mi noche de insomnio y había perdido el apetito del todo.  
—_______. –obviamente se sorprendió al verme salir de mi habitación, sin el pijama y con el estropicio de pelos que tenía, arreglado.– ¿Qué necesitas?  
—Voy a salir a pasear con Toby, necesito despejar.
—De acuerdo, no vuelvas muy tarde. –asentí y salí de la mansión. Al final del largo camino de grava blanca se erguía un gran cerrado de madera blanca. Perfectamente podía hacerse pasar por una casa familiar.
Los roncos ladridos que escuché al entrar me hicieron volver a la realidad, segundos después el mismísimo demonio de Tasmania apareció corriendo como si estuviese poseído. Me acuclillé en el suelo y mi bola de pelo particular se abalanzó sobre mí para lamerme completamente. Aquel Rottweiler era la cosa que más quería en la vida. Creció conmigo y lo sabía absolutamente todo de mí.
—Yo también te he echado de menos Tob. –lo acaricié tras las orejas, su lugar favorito y el aulló.
Él mismo trajo la correa antes de que saliésemos de la mansión. Aunque no lo até, intentar llevar a esta bestia controlada era imposible y eso lo sabía bien.
Caminó a mi lado todo el trayecto. El trayecto al cementerio.
Caminamos entre las tumbas hasta leer en letras doradas grabadas en una alta puerta de hierro "Panteón Selley e hijos". Abrí levemente la puerta, permitiendo la entrada de mi amigo, cuando la llave que había hurtado a escondidas del despacho de mi padre encajó perfectamente en la cerradura.
La lápida de mármol blanco se alzaba veinte centímetros del suelo, y me dolió ver su nombre tallado en dorado sobre ella.
«"Monique-Marie Selley"
De soltera Williams
 3 - 7 - 1981 – 25 - 4 - 2013.
Siempre en el corazón de su esposo e hija.»

Me arrodillé, apoyada en la lápida. Sentí a Toby tumbarse pegado a mí.
Repasé la hendidura de las letras con el dedo antes de hablar.
—Hola mamá. –empecé al tiempo que acariciaba el lomo de mi perro, y como si de un resorte se tratase, éste se irguió del suelo para escucharme, como siempre.– Sé que no he vuelto desde… bueno, desde el día del entierro. Pero papá me metió en un internado. Por lo de tu asesino, para que no me hiciera daño o algo así. –tomé una pausa.– Al final resultó ser mi profesor de lengua. –fruncí los labios ante el recuerdo– Pero no todo fue malo. Cuando me internaron deseaba con todas mis fuerzas salir y ahora ideo un plan para volver, –sonreí irónicamente– porque conocí a un chico, ¿sabes? Se llama Harry y... lo odiaba. ¡Cuando llegué me sacaba de quicio de una manera increíble! Lo odiaba del mismo modo que lo deseaba, y eso me estaba matando. –exhalé el aire de golpe– Sí que lo conoces, él... Él te pidió... –mis mejillas se encendieron y las sentí arder.– Él te pidió permiso para hacerme el amor a la luz de la luna y las estrellas. –dije de carrerilla y el hocico de Toby plantó un beso con  su húmeda nariz en mi mejilla, en ademán tranquilizador.– Si tengo que contarte todos los momentos que pasamos juntos tendría que pasarme la noche aquí. Nos peleábamos las veinticuatro horas del día, pero después de pasar todo por fin estábamos juntos. Por fin podía decir que era mío. –solté un suspiro, el que me indicó que mi voz saldría quebrada a partir de ahora.– Eres mi madre, no voy a mentirte. Todas esas veces que me tocabas canciones de amor en el piano del salón, todas las que me decías que nunca me rindiese a la hora de encontrar a mi supuesto príncipe azul. Pues… cuando lo vi, dejé de buscar. Y me jode muchísimo estar echándolo de menos. Porque ahora mismo podría estar allí si no fuese por mis celos. Podía estar besándome, acariciándome, tocándome el piano, el que luego usaríamos para otras cosas un poco menos legales, o simplemente podría estar diciéndome que me quiere y acelerando mi corazón. ¡Pero no! Yo tuve que pedirle al señor Fogg que pujase por mí. A tu asesino. –Toby impidió que cubriese mi cara y empezase a llorar, exactamente igual que había hecho desde que abandoné el internado, pegando su cara a la mía. Lo abracé y recibí un lametón por su parte.– Y vaya amante te has buscado. ¿No podía estar un poco menos… demente? No sé… ¿¡Quizás uno que no solucionase las cosas tan drásticamente!? Mira dónde estoy. –dejé de hablar hasta que estuve segura de ser lo suficientemente fuerte para continuar.– ¿Crees que había conocido a Harry si tú no…? Bah, olvida eso último. –mi teléfono vibrando me hizo cortar la conversación con mi madre. Mi otro progenitor estaba al otro lado. No contesté, me limité a mandarle un mensaje con un «Estoy a punto de llegar.»– Tengo que irme. –dije, pero no me levanté.– Créeme que ahora me tendrás mucho por aquí, molestándote de esa manera que tan bien se me da. –los ladridos de Tob me hicieron reaccionar y levantarme.– Solo quiero pedirte un favor. Échale un ojo a Harry desde allá arriba, ¿sí? –ladeé los labios en forma de sonrisa.– Sé que hay alguien mejor que yo, pero por favor que no lo encuentre.

Toby empezó a caminar delante de mí, hacia fuera del panteón, y yo lo seguí. Aunque me detuve justo en el umbral de la puerta, para volver a mirar la tumba.

—Ignora las lágrimas, estoy tocada, pero no hundida.

·En el próximo capítulo·
—Mira por qué el señorito Styles nos dejó fuera de la habitación. Ya me preguntaba quién gritaba tanto.

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¡Hey! ¿Ya me echábais de menos de nuevo? 
Más os vale que sí o me deprimiré. 
Bueno, lo que os importa. Este capítulo me hizo soltar lágrimas. Mi mamá se llama Mónica, es la mejor mamá del mundo y... em ya me centro. 
Yo escribí esto y solté lágrimas en la parte en la que habla de Harry. 
De acuerdo, hagamos un trato.
Vosotras comentáis pronto y yo subo el siguiente rápido. Gente con la que hablo por WA ya sabe que el capítulo cincuenta es una auténtica bomba. Tres mil palabras que son una maldita montaña rusa. 
No sé si me explico, algo como: sube, baja, sube, baja, sube, sube sube sube, cae en picado, sube arriba del todo y remata. Y me saca los malditos feelings hasta a mí. 
Hay cosas como estas: 

«No quería pasar del cielo que es estar contigo, al infierno que es estar sin ti.»

Y como estas: 

«No hice nada. Solo ver cómo me quitaban lo único que de verdad merecía la pena, lo único que había hecho bien.»

Y murámonos todas.
Así que ya sabéis. Tenemos un trato.
Aviso por twitter: @allyssonhoran_
Y por WA a las que os tengo. Comentarios largos, capítulo pronto. Dadme amor y sabréis cómo acaba antes de que empecemos las clases (lo siento por las que ya empezaron, os compadezco.)
Dadme amor con comentarios largos, que Selley y Harry lo merecen por su bonita historia de amor que llega a su fin. 
(Qué bien se me da el chantaje, ¿no?)
Hasta aquí la tabarra de hoy. 
Siento a las que ya no aviso porque no me doy cuenta o simplemente porque os perdí como lectoras. El día que me denunciaron, el mismo que me plagiaron, lloré de impotencia por perderos a todas. E hice como mil minutos de silencio. Pero con Al no puede nadie, así que ¡Espero que os haya gustado el capítulo! 
Petadme la entrada y el twitter que es todo lo que me queda. 
Os amo muchísimo. Mucho.
Y ahora como siempre los miles de gracias a todas y cada una. 
¿Nadie se dio cuenta de que vuelvo a mi costumbre de subir a las tantas? JAJAJAJA ok, vale. 
¡Besitos! Hasta el próximo capítulo. 
~Al♥